martes, 2 de septiembre de 2014

La farsa del capitalismo en las naciones sometidas.

Un intento de análisis sobre la tragedia del “Tercer mundo”.




El análisis que trataremos de hacer es el de las causas, es decir, un macro análisis, el de un sistema que nos ha sumido en la tragedia de la miseria; dejando en claro que nuestra convicción es que el pozo cada vez es más profundo y, contrariamente a lo que opinan otros, este pozo no tiene fondo, nunca dejaremos de descender hasta que las causas de tal tragedia no sean abolidas. Utilizaremos el término “Tercer Mundo” para marcar la gran distancia que hay con el auto denominado “Primer Mundo”, sin por ello renunciar a la connotación que tuvo este término hasta la caída del bloque “socialista”.
Ante todo debemos tener en cuenta que tanto África como Latino América nunca dejaron de ser colonias, solo pasaron de dueños en dueños o, para ser más claros, de dominador en dominador; cualquier atisbo de independencia real fue salvajemente destruido y las “naciones” que lo intentaron sufrieron consecuencias lamentables y “educativas”.
A partir de esta premisa podemos centrarnos en la intensificación de las políticas económico-sociales implementadas para el mundo todo; comandadas por los grandes grupos económicos cuyo basamento ideológico es el capitalismo. Esta idea es la que más se adecua al modelo colonialista histórico de Europa y su más directo hijo: E.E.U.U.
El sometimiento del Sur se ha intensificado en años recientes, sobre todo en los territorios antes citados (Latino América y África) las dos víctimas básicas del principio de la conquista.
El Abismo entre ricos y pobres se duplicó en 1990 con respecto a 1960, y a su vez volvió a incrementarse (en una proporción que, de mínima, se ubica en el doble) la brecha entre 1990 y 2000. Esto es debido a la política neo-liberal impuesta a las colonias tradicionales, mientras veinte de los veinticuatro países industriales son más proteccionistas hoy que hace una década atrás y mucho más que en 1980. Se combate el nacionalismo en los países del “Tercer Mundo”, pero alguien puede poner en duda el nacionalismo de E.E.U.U., de Francia, Japón; Inglaterra, España; Italia, etc.; creo que sólo un necio podría negarlo.
Según cálculos del Banco Mundial, las medidas proteccionistas de los países industriales (que corren paralelas a la rimbombante apología del mercado libre) reducen los ingresos nacionales del Sur en una cantidad que supone el doble de la “ayuda al desarrollo” , política oficial destinada a imponer el modelo ya que en realidad es una forma de promocionar la exportación desde los países industrializados hacia las colonias y que está dirigida, ante todo, hacia los sectores más ricos de estos últimos.
Pero no todo fue aceptado sin resistencias; el Sur ha intentado contrarrestar estas tendencias por diversos medios. La Comisión Sur, formada por ministros de planificación, economistas, dirigentes religiosos y otros; publicó en 1990 un estudio en el que se pasaba revista a la catástrofe general del capitalismo en los últimos años, que ha devastado a grandes sectores de los territorios coloniales tradicionales. El informe indica que hubo algunos gestos favorables a los intereses del “Tercer Mundo” en la década de 1970, estimuladas sin duda por la preocupación ante la nueva firmeza del Sur después de la subida de los precios del petróleo de 1973. Al cesar la amenaza, los ricos perdieron interés y pasaron a una nueva forma de “neo-colonialismo”, monopolizando el control de la economía mundial, socavando los elementos más democráticos de Naciones Unidas, y, procediendo en general a institucionalizar el estatus de “segunda clase del Sur”. La pauta es coherente, resultaría asombroso que no fuese así.
Volviendo a la Comisión Sur, esta pedía un “nuevo orden mundial” que respondiera a “la petición del Sur de justicia, equidad y democracia en la sociedad mundial”. Pero se desoyó la petición (y seguirá sin ser atendida a menos que se produzcan cambios muy importantes donde el poder reside). En vez de escuchar la voz del Sur, la que sí se escuchó fue la de George Bush que tomó “prestada” la frase “nuevo orden mundial” pocos meses después como parte de la retórica cobertura necesaria para la guerra de E.E.U.U. y el Reino Unido en el Golfo Pérsico.
Lo que surgirá no será un orden mundial que responda a peticiones de justicia, equidad y democracia; sino “la nueva era imperial” que proclama la prensa financiera internacional, un sistema global orquestado por los ejecutivos del G-71 el F.M.I.2 y el Banco Mundial3; el G.A.T.T.4 y los intereses empresariales y financieros en general.
El “Tercer Mundo” padece una miseria creciente, pero no los sectores de él que sirven a sus amos y que pueden confiar por ello en la intervención violenta y en la subversión si la “chusma” se atreve a levantar cabeza.
Estos sectores reducidos y sumamente privilegiados están contentísimos con las políticas neo-liberales que les enriquecen, aunque devasten sus países.
El poder.
Luego de las palabras de Churchill: “... el gobierno del mundo debe confiarse a las naciones satisfechas (...) a hombres ricos que vivan en paz en sus moradas (...) a hombres cuyo poder nos situó por encima de los demás”, podemos resumir, sin ser especialistas en ciencia política, que es evidente que el orden que persiguen depende del hecho que se pueda obligar de algún modo a los estratos recién movilizados a volver a una condición de pasividad y derrotismo.
Analizando con más profundidad podemos ver que existen dos focos de poder: a) el gobierno, b) el sector privado. La segunda de estas fuerzas debe estar velada, sus derechos y su poder no sólo han de ser indiscutibles sino invisibles, parte del orden natural de las cosas.
El gobierno mundial de facto está perfectamente aislado de la intromisión popular o del conocimiento del público. ¿Quién conoce las decisiones cruciales de los negociadores del G.A.T.T. o del F.M.I., que tanta importancia tienen en la sociedad mundial?, o ¿alguien sabe algo sobre las decisiones de los bancos y las grandes empresas supra-nacionales que dominan la producción, el comercio y las condiciones de vida a escala mundial?
El gobierno mundial de facto tiene que consagrarse a garantizar que los recursos humanos y naturales del mundo estén a la libre disposición de los bancos y las empresas supra-nacionales que controlan la inversión, la producción y el comercio; con sus operaciones protegidas del conocimiento o de la intromisión popular.
Medios de comunicación. Control de la mente pública.
Para el gobierno de facto mundial es necesario controlar el pensamiento y la opinión, destruir en la comunidad y en el lugar de trabajo las organizaciones que podrían proporcionar oportunidades e influencia a la gente que no conviene que las tengan.
Estas organizaciones permiten que personas con recursos limitados se unan para defender sus objetivos y proyectos, o incluso para llegar a entenderlos. Los individuos deben estar solos, enfrentándose al poder centralizado y a los sistemas de información de forma aislada para que no puedan participar de ningún modo significativo en la administración de los asuntos públicos. El ideal es que cada individuo sea un receptor aislado de propaganda, solo frente al televisor, desvalido ante dos fuerzas externas y hostiles: el gobierno y el sector privado; con su derecho sagrado a decidir el carácter básico de la vida social.
Los medios de comunicación, principalmente la televisión, son los que presentan una imagen de la vida tal como habría que vivirla según el punto de vista de los que mandan. Todos deberíamos ser consumidores felices y consumir lo más posible. Pero, por supuesto, a nadie le interesa si uno tiene que luchar en el trabajo (si es que lo tiene), sus problemas existenciales, etc., eso queda para uno al final del “programa”.
Todo esto lleva intercalados, además, montones de anuncios publicitarios que procuran convencer, sobre todo a los más jóvenes, que lo mejor que pueden hacer es gastar hasta el último centavo que tengan. Otro aspecto es la distracción pura y simple de la “chusma”. Se la tienen que quitar de encima. Basta con que se consiga que presten atención a otra cosa, no a los asuntos públicos que no son cosa suya. Por lo tanto hay que procurar que se distraiga con el deporte, la sexualidad, la violencia; con lo que sea. Cualquier cosa, siempre que no sea algo que los ayude a participar en el control de sus vidas.
Existe también el adoctrinamiento directo, es decir, ofrecer una imagen del mundo que se ajuste a la ideología dominante. Suele estar dirigido a los miembros de las clases “cultas”, a aquellos que han de tomar decisiones que puedan influir algo, son los dirigentes: empresariales, culturales, políticos, etc. Es muy conveniente que crean lo que tienen que creer porque disponen de un cierto margen de maniobra. Así que la propaganda principal y más esmerada va dirigida a las clases “cultas”. Luego de unos estudios se llegó a la conclusión que cuanto más alto es el “nivel cultural”, mayor es la ignorancia de los hechos. Lo que no resulta demasiado sorprendente; es, en realidad, bastante razonable, y hay muchísimos resultados similares en otros estudios. Como a la “chusma” simplemente se la ignora, su propia experiencia le dice como es el mundo en realidad; mientras quienes tienen estudios han sido educados y adoctrinados en la idea, y por ello, muy a menudo, han asimilado una imagen falsa del mundo debida a la influencia del sistema educativo, de los periódicos, etc.; es decir a los instrumentos de control ideológico.
En nuestro país se está produciendo un proceso extremadamente peligroso, ¿sabían que la mayoría de las editoriales, discográficas y emisoras televisivas son extranjeras?, ¿qué se implementó un plan de ahogo hasta la desaparición de las locales?, ¿qué significaría esto?, simplemente que ya no somos libres de editar, grabar, producir y por supuesto leer, ver ni escuchar nada; todo pasa por el filtro de un estricto control ideológico.
Otro tema es el cine, donde somos “inundados” por producciones afines al sistema. Veamos que tan grande es su penetración cultural y su poder de demolición de estructuras de pensamiento y de confusión de las “mentes preparadas”. Comenzaremos con las bélicas; en las décadas del 50 y 60 se rodaron películas en donde se pretendió demostrar y vaya si lo lograron que los alemanes y japoneses eran los únicos seres peligrosos para el sistema de libertades (no vamos a negar el extremo grado de irracionalidad y salvajismo de los nazis) pero ¿y las atrocidades cometidas por los aliados?, por cierto que no fueron menores, ¿cuánto se ha dicho de Hiroshima y Nagasaki?. Apenas una conmemoración anual donde las críticas son muy tibias, ya que en este caso en especial, luego de la guerra, el gobierno japonés se integró plenamente al sistema capitalista.
En la década de los 70 y principalmente de los 80 el cine se volcó a Vietnam. Las hubo justificando lo hecho. Pero nos interesa hablar de las supuestamente “críticas”. Dentro de las primeras se encuentran Rambo y todas sus partes, con Stallone a la cabeza (gran amigo de Reagan), y en las segundas; ¡Ay, Oliver Stone!, cuanta gente te creyó y te cree un crítico del sistema, un referente progresista. Con algunos títulos nos basta para corroborar nuestra teoría: “Pelotón”, ¡que malos son los yankis, que bien los retrató Stone, pero ¿y la gente que subliminalmente entendió el mensaje?, “ojo, somos muy malos y vean lo que hacemos con los que se nos oponen”; “no nos importa la gente, sean estos norte americanos o vietnamitas, nos importa el sistema”. Y así muchas: “Nacido el 4 de julio”, “Apocalipsis Now”; los títulos son muchos, el efecto logrado uno: la demostración de la impiedad para con los opositores. Terrorismo de estado al más alto nivel, miedo, terror a oponerse.
Otro tema es el narcotráfico, todos los jefes son latino americanos, Latino América es la culpable del narcotráfico, y por eso deben intervenir militarmente en la región. De esta manera se justifica la presencia militar norte americana en Panamá, Colombia, Perú, Bolivia; la D.E.A.5 desembarcando en Argentina. Se ingresa para “combatir el narcotráfico”, pero se alojan para hacerlo contra cualquier levantamiento popular en la región.
Y para dejar el tema del cine quisiéramos hacer una referencia a las referidas al aumento de la delincuencia “criminalidad” en E.E.U.U., los negros, los latinos, los asiáticos y algunos blancos disgustados con el sistema y empujados por este hacia la “criminalidad”, (en nuestro país también se han rodado muchas por el estilo), son retratados como seres oscuros, malvados, perniciosos para la “buena sociedad”; por lo que es preciso eliminarlos.
Hay otro método, ya analizado en parte, que consiste en separar a las personas, mantenerlas aisladas, evitar que se organicen. Si esto se logra, la gente llega al punto de no saber que pensar, no puede tener ideales compartidos ni tampoco en el caso de tenerlos, realizarlos; no se siente capaz de hacer nada por ellos. Es muy importante para el sistema destruir las organizaciones y aislar al ciudadano.
Las dos democracias.
Existen en realidad dos sistemas “democráticos”: el proclamado, cuando ofrece posibilidades para que la generalidad de la población juegue un papel significativo en la administración de los asuntos públicos; y el real (por lo menos para nosotros “los dominados”) que se utiliza para control doctrinal, el contraste, la sociedad es democrática cuando imperan los procesos empresariales sin interferencias de la “chusma” importuna.
Esta última acepción se apoya en el sistema capitalista; el cual demostró ser inviable desde hace más de setenta años. Ahora lo es sólo en el sentido ideológico, o en el material que se produce para el “Tercer Mundo”, al que quieren terminar de robar y destruir. En cuanto al capitalismo liberal, lo cierto es que toda esa palabrería y sistemas de mercado son sólo fantasías ensoñadoras. Si miramos atrás en la historia de la economía hay algunas lecciones muy claras; todo país rico y poderoso, sin excepción, ha conseguido serlo violando esos principios. Todo país que ha seguido los principios liberales capitalistas ha sido un completo desastre. En realidad en el único sitio que se siguen es en el “Tercer Mundo”; de hecho están destinados a él, para que resulte más fácil robar a la gente.
Este concepto de democracia se basa en la diferenciación en dos clases extremas de la población. Están los que se llaman “hombres responsables” que son “hombres de virtud” y los “hombres de más calidad”, ese grupo es muy pequeño y, por supuesto, todo el que expone esas ideas forma parte siempre de ese grupo por definición. Esos hombres responsables son los que tienen el deber de administrar y dirigir la sociedad. Luego está el pueblo en general al que se puede describir como “un rebaño desconcertado”. Los dos tienen una función en el sistema: mientras los primeros rigen las instituciones de la “democracia” y no “un estado totalitario”; los del “rebaño” son espectadores sin participar en la acción. Se les asigna un cierto papel, se les permite apoyar periódicamente a un miembro u otro de la clase “responsable”; lo que se llama elecciones. Tras eso deben irse a su casa y permanecer callados.
Ahora bien, hay una amenaza constante para este sistema. Aparece muy claramente identificada en los documentos internos de planificación estadounidenses. La amenaza mayor para E.E.U.U. como brazo ejecutor de esta política, son los regímenes radicales y nacionalistas del “Tercer Mundo” que se verán sometidos a presiones de las masas de su población para que suba el nivel de vida y se diversifique la producción para cubrir las necesidades domésticas. Y la amenaza se hace mayor si un país se mueve en una dirección independiente y muestra algún signo de éxito real; entonces se convierte en un virus capaz de infectar a otros. Así el Chile de Allende, por ejemplo, se describía como un virus que iría infectando a otros hasta llegar incluso a Italia. No es que Kissinger creyese que “las hordas” de Allende caerían sobre Roma, pero si pensaba que transmitiría un mensaje peligroso a “las hordas” italianas; el que se pueden introducir reformas sociales democráticas a través de procedimientos parlamentarios. Era un virus que podía infectar a otros. Nicaragua era un virus, Vietnam era un virus; y todos han sido destruidos. Cuando se tiene un virus las cosas se ponen feas. Hay que acabar con él y vacunar a todos aquellos que lo rodean para que vean claro que se trata de un virus. Una vez destruida la amenaza, se imponen estados terroristas alrededor. Los estados neo-nazis de seguridad nacional de Latino América, que se extendieron por la zona a partir de la administración Kennedy, fueron una tentativa de responder al virus cubano. Y sucedió lo mismo en el sureste asiático, luego del virus chileno creemos que es redundante y evidente la imposición de los terrorismos de estado de las décadas del 70 y 80, es una pauta característica.
La “crisis de la democracia”.
En la década del 60 el “populacho” se soliviantó en todo el mundo occidental y empezó a participar en la actividad política. Grupos de todo tipo, por lo general apáticos y pasivos, dóciles y serviles con los amos; empezaron a alzar sus voces y a organizarse, a plantear reivindicaciones en el campo de la política y a actuar para hacerlas efectivas. Eso dio origen a un estudio de la Comisión Trilateral (creada por David Rockefeller en 1973). Era una comisión trilateral porque se reconoció la nueva realidad política y económica del mundo, sobre todo que hay tres centros básicos. Representaban a los grupos elitistas (intelectuales, dirigentes empresariales y otros) de los tres centros principales: Europa, E.E.U.U. y Japón. Este grupo, como reacción a la insurrección de la “chusma” en los años sesenta, se reunió y publicó un libro titulado “La crisis de la democracia”. En este libro, los representantes de Japón, E.E.U.U. y Europa describieron la crisis como el hecho de que gente, por lo general marginada (jóvenes, mujeres, minorías y otros de todo tipo), pretendiera reivindicar sus derechos y organizarse para conseguirlos. Describieron esto y esa era “la crisis de la democracia”.
Puede ser que los ingenuos piensen que democracia es eso, pero sólo si el término es utilizado en sentido auténtico. Si se utiliza en el sentido ideológicamente correcto para el sistema supone una amenaza a la democracia porque pone en peligro lo principal: el poder empresarial. Y la comisión lo identificó como una amenaza, una crisis que era preciso resolver. Y para ello propusieron diversos métodos para imponer a la democracia, según sus propias palabras, una “mayor moderación”.
En la década de los ochenta, estos grupos que intentaban defender sus intereses en la esfera pública tuvieron que volver a su obediencia y su pasividad tradicionales, porque esto permite sobrevivir a la democracia. Lo que es correcto, repito, de acuerdo con lo que la elite entiende por democracia.



Conclusión.
Recordando un pasaje del largo metraje “Malcom X”, en que uno de los presos le dice a Malcom: “lee el diccionario, es el de los blancos; para hacer de él tu diccionario, es decir el de los negros; invierte todos los significados y acepciones”; nosotros, la “chusma”, “el populacho”, los “seres superfluos” del sistema democrático liberal neo-colonial, deberíamos invertir los factores de la ecuación. Debemos agruparnos, defendernos de un sistema económico-social perverso y destructivo. No será fácil y cuanto más cerca estemos de lograrlo, más nos atacarán; pero no debemos amilanarnos; al fin y al cabo somos seres humanos, pero todavía no lo demostramos.


Notas:




1- (Grupo de los siete: foro político y económico de los siete países más industrializados del mundo: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos. El Grupo nació de un modo informal a raíz de las reuniones de los ministros de finanzas organizadas en la década de 1970 por el presidente francés Valéry Giscardd'Estaing y el canciller de la por entonces República Federal de Alemania Helmut Schmidt. Más tarde, ambos invitaron a otros jefes de Gobierno a que asistieran con ellos a estas reuniones. En la actualidad el Grupo (G-7) se reúne una vez al año con el fin de intercambiar información e ideas, de forma especial en lo relativo a temas económicos, discutir asuntos de índole internacional y considerar estrategias de actuación común. Estas cumbres son organizadas por funcionarios, ya que el G-7 no dispone de sede ni cuenta con una estructura formal),
2- (Fondo Monetario Internacional (FMI), agencia de las Naciones Unidas (ONU) creada al mismo tiempo que el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (Banco Mundial o BIRD) durante la conferencia monetaria y financiera de la ONU en Bretton Woods, New Hampshire (1944). El FMI inició sus actividades en 1947. Tiene como objetivo promocionar la cooperación monetaria internacional y facilitar el crecimiento equilibrado del comercio mundial mediante la creación de un sistema de pagos multilaterales para las transacciones corrientes y la eliminación de las restricciones al comercio exterior. El FMI es un foro permanente de reflexión sobre los aspectos relativos a los pagos internacionales; sus miembros tienen que someterse a una disciplina de tipos de cambio y evitar las prácticas restrictivas del comercio. También asesora sobre la política económica que ha de seguirse, promueve la coordinación de la política internacional y asesora a los bancos centrales y a los gobiernos sobre contabilidad, impuestos y otros aspectos financieros. Cualquier país puede pertenecer al FMI que hoy cuenta con 179 países.
Los miembros se comprometen a informar al FMI sobre sus políticas económicas y financieras que afecten al tipo de cambio de su unidad monetaria nacional para que el resto de los miembros puedan tomar las decisiones oportunas. Cada socio tiene asignada una cuota de derechos especiales de giro (DEGs), la unidad de cuenta del Fondo desde 1969; su valor depende del promedio ponderado del valor de cinco monedas (en marzo de 1994 un DEG equivalía a 1,41 dólares estadounidenses). Este sistema sustituye al anterior que obligaba a los países a depositar el 75% de su cuota en moneda nacional y el 25% restante en oro. Las cuotas totales a finales de 1994 suponían 144.800 millones de DEGs. La cuota de cada miembro corresponde a su posición relativa en la economía mundial. La principal economía, la de Estados Unidos, tiene la mayor cuota, en torno a 19.000 millones de DEGs; la más pequeña asciende a unos 2 millones de DEGs. La cantidad de la cuota establece el poder de voto de cada miembro en las reuniones del FMI, cuántas divisas pueden obtener del Fondo y cuántos DEGs recibirá. Así, la Unión Europea posee el 25% de los votos y Estados Unidos en torno al 20 por ciento. Los miembros con desequilibrios transitorios de balanza de pagos pueden acudir al Fondo para obtener divisas de su reserva, creada con las aportaciones —en función de la cuota— de todos los miembros. El FMI también puede pedir dinero prestado de otras instituciones oficiales; con el Acuerdo General de Préstamos de 1962 se autorizó al Fondo a acudir a la financiación del denominado Club de París que concedió un crédito de hasta 6.500 millones de dólares (más tarde se aumentó el crédito a 17.000 millones). Todo país miembro del FMI puede acudir a esta financiación con un límite temporal (cinco años) para resolver sus desequilibrios; después debe devolver las divisas al FMI. El prestatario paga un tipo de interés para utilizar los fondos de la institución; el país prestamista recibe la mayor parte de estos intereses, el resto lo recibe el FMI para sufragar sus gastos corrientes. El FMI no es un banco, sino que vende los DEGs de un país a cambio de divisas. EL FMI también interviene en el desarrollo económico de los países, por ejemplo, a los Estados que integraron el Pacto de Varsovia (disuelto en 1991) para reformar sus economías y convertirlas en economías de mercado. Para ello, en 1993 se creó una partida especial transitoria destinada a estos países para “equilibrar” sus balanzas de pago y a “mitigar” los efectos del abandono del sistema de control de precios. Los instrumentos de ajuste estructural del FMI exigen a los países menos desarrollados emprender reformas económicas: a finales de marzo de 1994 se habían concedido 4.300 millones de DEGs a 44 países. Estos préstamos del FMI suelen incluir cláusulas relativas a la política económica nacional del país receptor de la ayuda, que han generado tensiones entre el FMI y los países más endeudados. Tras su creación en 1946, el FMI hizo una importante reforma en 1962, cuando se firmó el Acuerdo General de Préstamos. Al principio, el Fondo pretendía limitar las fluctuaciones de los tipos de cambio de las monedas de los países miembros a un 1% por encima o por debajo de un valor central establecido respecto al dólar estadounidense que a su vez tenía un valor fijo respecto al patrón oro; el 25% de las aportaciones de los miembros debía hacerse también en oro. La primera reforma permitió la creación del Acuerdo General de Préstamos, firmado en 1962 al hacerse evidente que había que aumentar los recursos del Fondo. En 1967, la reunión del FMI en Río de Janeiro creó los Derechos Especiales de Giro como unidad de cuenta internacional. En 1971 el sistema de cambios del FMI se reformó devaluando el dólar en un 10% y ampliando al 2,25% el margen de variación de los tipos de cambio. El fuerte aumento de los precios del petróleo en 1973 influyó de forma negativa sobre la balanza de pagos de los países miembros y rompió el sistema de tipos de cambio fijos creado en Bretton Woods. La modificación de los estatutos en 1976 terminó con el papel del oro como eje del sistema de cambios del FMI, forzando al abandono del patrón oro que ya en 1978 había sido sustituido por el dólar estadounidense. A partir de 1982, el FMI dedicó la mayor parte de sus recursos para intervenir en las crisis de las deudas externas generada por el excesivo endeudamiento de los países menos industrializados. Obligó a los endeudados a diseñar programas de ajuste estructural, respaldando esta intervención con nueva financiación. Al mismo tiempo, animó a los bancos comerciales a incrementar sus líneas de crédito. A medida que se hacía patente que los problemas de los países miembros se debían a desajustes estructurales, el FMI creó nuevos instrumentos financieros y utilizó fondos provenientes de los países en mejor situación para facilitar liquidez a largo plazo a los que estuvieran dispuestos a reformar sus economías. El FMI tiene nuevas competencias desde finales de la década de 1980 con el colapso del comunismo en Europa y la tendencia de los países ex-comunistas para convertir sus economías en economías capitalistas. Para poder intervenir en estos países se crearon nuevos fondos para reformar las economías planificadas de los países de Europa Central y Oriental. El FMI ha perdido en gran medida su estructura y sus objetivos iniciales; los tipos de cambio se determinan ahora en función de las fuerzas del mercado. Los actuales sistemas de control de cambios, como el mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo (SME), están vinculados a programas de convergencia diseñados para poder crear una moneda internacional, pero la crisis del SME en 1992 demostró la impotencia relativa del Fondo para hacer frente a los problemas cambiarios de las actuales economías desarrolladas. La crisis financiera de México en 1995 dejó patente una vez más que los fondos del FMI no son suficientes para controlar los flujos de capitales privados de la economía mundial. No obstante, sigue ostentando un papel importantísimo en el desarrollo económico de los países menos desarrollados al dirigir la transición hacia una economía mundial integrada.La Junta de Gobernadores, compuesta por las autoridades monetarias de cada uno de los países miembros, es el órgano rector del FMI. Las operaciones diarias las lleva a cabo una junta ejecutiva compuesta por 22 miembros que representan a un grupo de países o a un país. El director gerente preside la junta ejecutiva. La sede del Fondo se encuentra en la ciudad de Washington.
3- Banco Mundial. Luego Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo. Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD), también conocido como Banco Mundial (BM) o Banco Internacional para la Reconstrucción y el Fomento (BIRF); agencia especializada de las Naciones Unidas (ONU) creada durante la Conferencia de Bretton Woods en 1944, en la cual se creó otra agencia de la ONU, el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los principales objetivos del banco, tal y como establecen sus estatutos, consisten en "ayudar a la reconstrucción y el desarrollo de los países miembros facilitando la inversión de capital productivo y promoviendo la inversión extranjera privada, proporcionando avales o ayudas para financiar los préstamos y complementar la inversión privada mediante financiación, con su propio capital, de proyectos productivos". El banco sólo concede préstamos a los países miembros para financiar proyectos concretos. Para que un país obtenga un préstamo, los asesores y expertos del banco analizan su economía para asegurar que cumple las condiciones impuestas por la entidad. Estas condiciones pretenden garantizar que los préstamos se utilizarán de modo productivo y que se podrán devolver. El banco exige que el prestatario no pueda conseguir la financiación que necesita de ninguna otra institución y que el proyecto sea técnica y económicamente viable. Para asegurar la devolución, los gobiernos tienen que garantizar dentro de sus territorios los créditos privados. Una vez concedido el préstamo, el banco exige unos informes periódicos, realizados tanto por el país prestatario como por los propios observadores de la entidad, sobre la utilización de los fondos y los adelantos del proyecto. Al principio, los préstamos concedidos por el banco estaban destinados a los países europeos para reconstruir las industrias devastadas por la II Guerra Mundial. Sin embargo, a partir de finales de la década de 1960 la mayoría de los préstamos se conceden a países en desarrollo de África, Asia y América Latina. La principal fuente de recursos del banco proviene de la venta de sus acciones o participaciones del capital. Cada país miembro debe comprar una cantidad mínima de acciones que depende de su peso relativo en la economía mundial. Los fondos suscritos no se depositan en su totalidad en el banco; sólo el 8,5% del capital suscrito debe depositarse. El resto se depositará a petición del banco cuando necesite liquidez, pero nunca se ha llegado a producir este caso. El banco se financia emitiendo bonos y otros títulos valores en los mercados de capitales internacionales, cobrando los préstamos concedidos y con los beneficios que obtiene de otras operaciones. Desde 1947 el banco tiene beneficios sustanciales. Todos los poderes del banco se concentran en la Junta de Gobernadores, compuesta por un representante de cada país miembro. La Junta se reúne al menos una vez al año. Los gobernadores relegan gran parte de sus competencias a una junta ejecutiva de 21 directores que se reúnen de forma periódica en la sede del banco en la ciudad de Washington. De éstos, cinco son nombrados por los cinco países con más acciones del banco. Los 16 restantes son elegidos por los gobernadores de los demás países por un periodo de dos años. Los directores ejecutivos dependen del presidente del banco al que eligen por un mandato de cinco años y no puede ser ni un gobernador ni un director ejecutivo. Del Banco Mundial dependen la Corporación Internacional de Finanzas (CFI), creada en 1956 y la Asociación Internacional de Fomento (AIF), creada en 1960. Para pertenecer a alguno de estos dos organismos es indispensable ser miembro del banco. Las tres instituciones tienen el mismo presidente y las mismas juntas de gobernadores y de directores ejecutivos. La AIF es la institución encargada de canalizar los préstamos que concede el banco, otorgando financiación para proyectos de desarrollo a los países que no pueden pagar los tipos de interés de mercado. Los créditos blandos que concede la AIF tienen un plazo de amortización mayor que los del banco y no devengan intereses, excepto una cuota anual del 0,75%. La financiación de la AIF proviene de las suscripciones que realizan los países más prósperos y de las propias transferencias del banco. Las tres instituciones son, en lo jurídico y en el plano financiero, independientes, pero el banco y la AIF comparten el mismo personal laboral. La CFI tiene personal propio, pero utiliza los servicios administrativos y de asesoría del banco. Para formar parte de estas tres instituciones es indispensable pertenecer al Fondo Monetario Internacional (FMI). El Banco Mundial ha sido muy criticado durante los últimos años por sus escasos resultados para fomentar el desarrollo económico, sobre todo en lo que concierne a los aspectos sociales y medioambientales negativos de los programas realizados en los países del Tercer Mundo. Los efectos han sido todo lo contrario de lo proclamado.
4- Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), tratado firmado en la Conferencia Arancelaria de Ginebra en 1947 por los representantes de 23 países no comunistas. El principal logro de este acuerdo fue la creación de un foro internacional dedicado al aumento del comercio multilateral y a la resolución de los conflictos comerciales internacionales. Este acuerdo sustituyó a una propuesta de creación de una Organización Internacional de Comercio de las Naciones Unidas que no se constituyó debido a las tensiones generadas por la Guerra fría. El GATT entró en vigor en enero de 1948, y se fueron adhiriendo paulatinamente más países. En 1988, 96 países, que acaparaban la mayor parte del comercio internacional, pertenecían al GATT, mientras que otros tenían acuerdos particulares incluyendo adhesiones de facto al tratado. Los miembros del GATT han llevado a cabo, desde 1947, ocho conferencias arancelarias, denominadas "rondas". La séptima ronda, conocida como Ronda Tokio, finalizó en 1979. La octava conferencia arancelaria, denominada Ronda Uruguay, se inició a finales de 1986 y se clausuró tres años más tarde, en 1994, con un acuerdo que incluía la sustitución del GATT por la Organización Mundial del Comercio. Los miembros del GATT estudiaron y propusieron medidas que minimizaran las barreras comerciales, tanto las nuevas como las ya existentes, incluyendo la reducción de los aranceles a la importación, así como los contingentes de importación, aboliendo los acuerdos comerciales preferentes entre los países miembros. Las concesiones arancelarias se negociaban bajo el principio de reciprocidad. Una concesión arancelaria respecto a un determinado producto se aplicaba a todas las partes contratantes, aunque se podía pedir una cláusula de salvaguarda para retirar una concesión inicial en caso de que la reducción arancelaria provocara graves problemas a la industria nacional (solo utilizada por las partes más “desarrolladas”). Una de las características fundamentales del GATT es el principio de no discriminación comercial entre los países miembros. Todos los países adheridos al GATT acordaron una política de nación más favorecida entre todos los miembros. Las naciones integrantes acordaron tratar a todos los demás miembros de la misma manera. Todos los aranceles, reducidos o no, se incluían en esta política. Los miembros del GATT persiguen, en teoría, la abolición de todas las barreras proteccionistas no arancelarias. El primer intento de supresión de estas barreras se llevó a cabo durante las conversaciones de la Ronda Kennedy (1962-1967). Durante las rondas Tokio y Uruguay se volvió a insistir en la necesidad de reducir estas barreras. Las primeras reformas importantes del Tratado se ratificaron en 1955. Los países miembros acordaron tomar medidas más severas respecto a los subsidios a la exportación y a la limitación de las importaciones. Durante la década de los años 60, el GATT fue reformado de nuevo con el fin de reflejar el creciente interés que los países desarrollados tenían en lo que respecta a los problemas comerciales de los países menos desarrollados. Gracias a estas reformas, los países más desarrollados no estaban obligados por el principio de reciprocidad a corresponder a las concesiones arancelarias hechas por otros miembros. En la Ronda Uruguay se realizó la reforma más importante: la sustitución del GATT por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Aunque se creó para reemplazar al GATT, la OMC incorpora todas las medidas del tratado original y las posteriores reformas, revisadas y mejoradas, denominándose “GATT 1994“. La OMC amplía el mandato del GATT a nuevas áreas, como el comercio de servicios y de la propiedad intelectual, y proporciona un marco legal a nivel internacional para reforzar las medidas del GATT. Puesto que la OMC desarrolla el Acta Final de la Ronda Uruguay, está, de hecho, perpetuando la organización y decisiones del GATT bajo una nueva estructura reforzada. De hecho, el GATT en sí no era más que un tratado provisional administrado por una secretaría improvisada, pero ha sido transformado de manera efectiva en una organización internacional con plenos poderes.
5- D.E.A. departamento militarizado de los E.E.U.U. de lucha contra el narcotráfico.

1 comentario:

sinrumbo dijo...

el capitalismo es todo una farsa y la politica ficcion que lo sostiene produce esa civilizacion de carton piedra en que vivimos